La poesía de Delia Farías de Berbín es un reflejo de su personalidad: su filosofía de vida no incluye el enfrentamiento ni la discordia. "Poesías, mi corazón revelado" no hace
otra cosa que reflejar la bonomía y nobleza de su carácter; no hay frase en la cual no manifieste su preocupación por sus congéneres y su amor por sus seres queridos. Casi todos sus escritos
están dedicados a ellos.
No obstante, su profundo pensamiento es también expresado en versos que tratan de la solidaridad humana y las virtudes de la democracia.
Poesías, mi corazón revelado
DELIA FARÍAS DE BERBÍN
Caracas, 2007
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MADRES INCONSCIENTES
1987
A la mujer fue dada en esta vida
una importante y bellísima misión:
fue por gracia de Dios escogida
para dar al mundo la procreación.
Sin embargo, algunas se rehúsan
a cumplir con ese cometido;
otras, en cambio, de esa ley abusan
teniendo hijos que no son queridos.
Existen tantas madres inconcientes
que los tienen para luego abandonarlos;
y sus errores, esos pobres inocentes
son condenados a deber pagarlos.
Y son muchas las que así lo hacen:
pareciera que está ya considerado
que toda aquella criatura que nace
viene ya con su destino marcado.
Pensemos si esos niños pudieran,
de quererlo, a sus madres gritar
que a este mundo, mejor, no los trajeran
si después los van a abandonar.
Sí existe un castigo de verdad
para las madres que a sus hijos abandonan
y, ciertamente, el de mayor severidad
es que sus hijos jamás las perdonan.
Menos mal que hay mujeres de alma bella
que llegan a adoptar a una criatura
y, sin importarle que no nació de ella,
le dan todo su amor y toda su ternura.
En toda mujer debía existir
ese gran sentimiento maternal
y cuando lograra un hijo concebir
la emoción para todas fuera igual.
Gracias a Dios que la gran mayoría
posee ese instinto tan profundo.
Por eso reina en los hogares la alegría:
por tantas buenas madres en el mundo.
Las que lo dan todo sin esperar nada;
sin pensar que sus hijos al crecer
las puedan dejar abandonadas
o, en cambio, las hubieran de querer.
Para ellas hay un solo pensamiento,
es su inquietud, su gran preocupación:
el que sus hijos estén sanos y contentos;
no hay en el mundo mayor satisfacción.
Si alguno de ellos, por casualidad,
hacia un mal camino se desvía
ya no habrá más tranquilidad
y para ella termina la alegría.
Pero hay tantas madres tan contentas
con la vida, con Dios, con el destino.
Lo que para una madre representa
el que sus hijos hayan tomado buen
camino.
Y ya estará bien recompensada
con lo que puede hacerla más
dichosa:
el verse de sus hijos rodeada...
¿puede una madre pedir más otra cosa?
Delia Farías de Berbín